Los voluntarios de la Agrupación de Aranda de Duero han asistido este fin de semana a las II Jornadas en la Granja-Valsaín (Segovia) con el fín de seguir formandose y estrechar lazos con las diversas agrupaciones que han asistido a las mismas.
La colaboración de las agrupaciones de voluntarios con los servicios de Protección Civil que operan en los municipios puede ser mucho más eficaz con una adecuada formación especializada en servicios de asistencia y socorro en cualquier tipo de incidencias.
Esta fue de las conclusiones más destacadas de las II Jornadas de Convivencia de Agrupaciones de Voluntarios de Protección Civil, que este fin de semana reunió en San Ildefonso a cerca de un centenar de voluntarios que operan en municipios de varias provincias españolas.
La jornada del sabado incluyó un ejercicio práctico de simulación de intervención en un accidente, que tuvo lugar en la explanada del Campo de Polo de La Granja, donde se desarrollaron distintas técnicas de atención y rescate de víctimas en accidentes y derrumbamientos, así como el despliegue del operativo necesario en cualquier intervención de Protección Civil.
En el ejercicio colaboraron el SAMER Protección Civil de la localidad de Las Rozas (Madrid) y varios grupos de intervención de la Comandancia de la Guardia Civil de Segovia, a excepción del helicóptero que inicialmente iba a intervenir pero que no pudo despegar debido a las inadecuadas condiciones climatológicas.
Experiencias
El concejal responsable de Protección Civil de La Granja, Javier Velasco, explicó que el objetivo de este encuentro es «poner en común las experiencias de los distintos servicios de Protección Civil, así como el trabajo que desempeña el voluntariado en las agrupaciones locales».
Velasco destacó la «buena colaboración» existente entre las agrupaciones de Protección Civil y las instituciones públicas, pero aseguró que el voluntariado demanda «una mayor formación, porque es el eje principal de la protección».
Asimismo, puso de manifiesto la necesidad de motivar al voluntariado, ya que «al colaborar en un servicio en el que no existe ánimo de lucro, las instituciones deberían arbitrar algún tipo de reconocimiento social a una labor que a veces resulta ingrata y de escaso valor en la sociedad».