La gastronomía de Aranda de Duero presenta una amplia variedad de platos llenos de tradición, sobre los que destacan nuestros dos principales pilares culinarios. Uno de ellos es el lechazo al estilo de Aranda, que recibe su nombre del cordero lechal y que es cocinado en un horno de leña y presentado en una cazuela de barro, tal y como mandan nuestras costumbres. La localidad arandina posee un gran abanico de restaurantes asadores que preparan este tradicional plato y todo tipo de asados, como las chuletillas de lechal, con los productos locales de mayor calidad. El otro gran pilar de la gastronomía de Aranda son sus vinos, que disponen de su propia denominación de origen Ribera del Duero y cuya calidad es reconocida tanto a nivel nacional como a nivel mundial, no por nada Aranda de Duero ha sido reconocida como la Ciudad Europea del Vino durante los años 2020, 2021 y lo será nuevamente durante el 2022. Esta comarca ribereña brilla por su infinidad de viñedos y bodegas que se encargan de producir uno de los mejores caldos que podrás degustar en toda la península. A estos dos manjares solo queda añadirles el pan típico de la zona, la Torta de Aranda. Elaborada ya siglos atrás por los campesinos arandinos, esta torta junto a los ya mencionados lechazo y vino, nos ofrecen el menú más característico de todo el municipio de Aranda.
Pero no todo es lechazo y vino en Aranda de Duero. Uno de los puntos fuertes culinarios de la región es el embutido, sobre todo la morcilla de la provincia de Burgos que tiene una gran fama en España y de la cual Aranda produce su propia variante, la Morcilla de Aranda. Esta variedad local se diferencia de las demás por el uso de ciertas especias y por su doble cocción, las cuales la otorgan de un sabor característico y de una mayor ligereza a la hora de ser comida. Del proceso fabricación de esta morcilla se puede obtener uno de los guisos con mayor tradición de la ribera, el calducho. Obtenido del caldo resultante de la cocción de las morcillas al que se le añaden algunas rebanadas de pan, este alimento ha sido parte fundamental en las vidas de nuestros antepasados y a día de hoy aún lo sigue siendo en nuestra cultura. Junto al calducho, la sopa de ajo es otro de nuestros platos más tradicionales y humildes que los campesinos de nuestra tierra consumían habitualmente, y sin los que hoy en día sería imposible describir nuestra historia culinaria.
Un elemento sin el que no se podría entender nuestra gastronomía es el queso de oveja. Aranda cuenta con una ganadería ovina que es tradición en la zona desde siempre, y que es fuente de los muchos quesos con una denominación de origen única, Quesos Región del Duero, que son preparados por nuestros artesanos de formas muy diversas y que suelen acompañar en la mesa a una buena copa de vino ribereño.
Los productos de temporada también conforman un grupo imprescindible a la hora de preparar nuestra comida. La ribera dispone de una gran gama de hongos, los cuales son usados en un sinfín de recetas como revueltos, guisos, tortillas, etc. Otros productos de temporada característicos de la Ribera del Duero son los derivados de la caza de pelo y pluma, carnes como la de codorniz, perdiz, liebre, corzo y jabalí unen a nuestra naturaleza más salvaje con nuestra cocina para crear multitud de sabores que hacen a las carnes de Aranda variadas y de una gran calidad.
El amplio espectro culinario del que disponemos en la ribera no solo se centra en la carne, también en el pescado. Al estar en contacto tanto del río Duero como de varios de sus afluentes, Aranda disfruta de gran variedad de pescados a su disposición para nutrir, aún más, su ya amplia cocina. Curiosamente, el pescado que más destaca en nuestro recetario se encuentra en el mar, no en el Duero. El Congrio a la Arandina es un plato que, pese al pescado que usa, nos ha ido pasando de generación en generación y que hoy en día constituye uno de los alimentos más característicos de nuestra cocina.
Por último, es obligatorio detenerse en los postres que nos brinda Aranda de Duero. Los empiñonados son uno de los más característicos de nuestra historia, se trata de un dulce que toma su nombre de uno de sus ingredientes, los piñones, y que se empezaron a producir hace más de 60 años por un pastelero local. Además podrás disfrutar de otros postres típicos como las famosas rosquillas ciegas, el arroz con leche y otra infinidad de postres que podrás descubrir recorriendo nuestra ciudad.